jueves, 25 de septiembre de 2014


























1987 - El "primer" afiche

Aclaro. Ya había realizado otros afiches, algunos como proyecto de estudiante de diseño y un par más para una compañía de teatro universitario, del que yo formaba parte como actor aficionado. Pero "Las brujas de Salem", fue el primero realizado por encargo de un cliente que nada tenía que ver conmigo y, además, el primero por el que cobré –poco seguramente– y que tuvo acogida.

Pero sobre todo, porque fue el primer trabajo en que tomé distancia de modelos y estilos que me gustaban y trataba de incorporar a mis ideas y surgió algo más personal y original, sobre todo en ciertas soluciones gráficas, como la trama del cuerpo de la muñeca embrujada.

La idea de la muñeca de magia negra me daba vueltas en la cabeza puesto que es un elemento importante en la obra teatral, como también porque resulta atractivo para un cartel. El problema era ¿cómo hacer una muñeca de trapo, que no esté basada en una fotografía o en un dibujo realista? Quizá solamente a partir de siluetas o manchas de tinta, sin que pierda la esencia de ser una "muñeca de trapo", pero además, embrujada. Algún momento pensé en fabricar una con tela rústica de costal... pero entonces, a más de la dificultad de fabricar una muñeca de magia negra convincente, estaba la dificultad de realizar una fotografía de calidad; no disponía de un equipo profesional ni tenía dinero para contratar un fotógrafo y porque, finalmente, no quería usar fotografía.

Mi novia (mi esposa actualmente) tenía un pequeño taller de tejido para chaquetas y bufandas del que siempre quedaban retazos que se desechaban. La idea de la textura de la tela de costal rondaba en mi cabeza y... saltó la chispa... la tela a manera de sello.

Para entonces no se trabajaba en computadora y ni hablar de  Photoshop; tras algunos experimentos convincentes de untar tinta china en las telas y descubrir que se conseguía texturas interesantes y "primitivas" (los sacos eran modernos), había que decidirse e imprimir las partes de la muñeca al tamaño que debía imprimirse y en la disposición correcta.

No recuerdo cuántas pruebas fueron necesarias... no fueron muchas. Quizá al tercero o cuarto intento; el "cuerpo" –torso, los dos brazos y la mancha de la cabeza– se veían bien, pero la muñeca no tenía rostro. El esquema se veía bien sin rasgos faciales, pero quienes la veían reclamaban... "le falta la cara". Así que procedí a "coser" con tinta los rasgos brutos de la boca, nariz y ojos. La ceremonia solo podía concluir al clavarle el infalible alfiler en el bajo vientre y... ver que sucedía.

La idea de un afiche "negro" no venía mal, dado el tema de la obra. Pero faltaba color. La cabeza del alfiler podía ser roja... más bien, debía ser roja. La bola roja a su vez reclamaba más rojo y así, la cabeza se rasga y deja escapar sus entrañas, a manera de cintas rojas y negras que se usaron como relleno

El afiche puede ser un tanto simple en la tipografía (o quizá está bien así), las cintas rojas y negras del cuello pueden verse muy planas en relación a la textura del cuerpo (o quizá ese contraste ayuda)... sea como sea, se mezclaron los ingredientes, se agitó un poco y salió como salió... el cartel, al fin y al cabo, tiene sorpresas, como el teatro y la magia negra.


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